Dentro de un año volveré a visitarte, dijo uno de ellos, y para entonces tu esposa Sara tendrá un hijo. Sara estaba escuchando a la entrada de la carpa, a espaldas del que hablaba. Abraham y Sara eran ya bastante ancianos, y Sara ya había dejado de menstruar. Por eso, Sara se rió y pensó: "¿Acaso voy a tener este placer, ahora que ya estoy consumida y mi esposo es tan viejo?". Pero el Señor le dijo a Abraham: ¿Porqué se ríe Sara? ¿No cree que podrá tener un hijo en su vejez? ¿Acaso hay algo imposible para el Señor? El año que viene volveré a visitarte en esta fecha, y para entonces Sara habrá tenido un hijo. Genesis 18: 14
La risa de Sara habrá sido una risa junto con suspiros, de esas que solo te salen cuando añoras algo pero ya sabes que es imposible, de esas que van acompañadas con un dejo de tristeza porque ya pasó el tiempo... mucho tiempo, casi demasiado, y no ha sucedido nada. Aún con la promesa de tu Dios, en quién confías, aquella promesa que viene a tu mente cuando apoyas la cabeza en tu almohada; sumado a los cientos de pensamientos que te invaden y esas preguntas sin respuestas: Señor ¿Te has olvidado lo que me prometiste? ¿Dónde quedaron esas palabras que un dia me hablaste? ¿Acaso ya no te acuerdas de mi?.
Me figuro ver a nuestro Padre Dios, allí al lado tuyo, acariciando tu cabeza y diciéndote:
¿Acaso hay algo imposible para mi? ¿Acaso no abrí el mar en dos para que mi pueblo pase en seco; o no cuide a mis hijos en el horno de fuego; o no cerré la boca de los leones para que no le hicieran daño a mi siervo Daniel?.
Yo no cambié, sigo siendo el mismo de ayer; y lo que te prometí, lo voy a cumplir. Solo se paciente... Yo no me olvide de tí.
Por: M.N.
No hay comentarios:
Publicar un comentario