martes, 31 de enero de 2017

TU un criminal

Este es el relato de la tortura de un "criminal":
Fue condenado a muerte siendo muy joven aún. En aquella época, la crucifixión era la “peor” muerte. Solo los mas grandes criminales fueron condenados a ser crucificado. Sin embargo, fue aún más terrible para Jesús, a diferencia de otros criminales condenados a muerte por crucifixión, pues Jesús fue clavado sobre la cruz, atravesando sus manos y sus pies.
Cada clavo era de 6 a 8 pulgadas de largo. Lo clavaron en las muñecas. No en sus palmas como comúnmente es representado. Hay un tendón en la muñeca que se extiende hasta el hombro. Los soldados romanos sabían que cuando los clavos eran martillados en la muñeca, atravesaba el tendón y lo rompían, lo que obligaba a Jesús a utilizar sus músculos de la espalda para sostenerse y asi poder respirar. Sus dos pies fueron clavados juntos, uno encima del otro. Por esto, se vio obligado a sostener todo su cuerpo sobre un solo clavo, que atravesaba sus pies. Jesús no podía sostenerse solamente con sus piernas a causa del dolor, por lo que alternaba entre arquear la espalda y luego usar sus piernas, sólo para seguir respirando. Imagina la lucha, el dolor, el sufrimiento y el coraje para soportar esto.
Jesús soportó esta tortura por más de 3 horas. Sí, más de 3 horas! ¿Te puedes imaginar este tipo de sufrimiento? Unos minutos antes de morir, Jesús dejó de sangrar. Sencillamente solo le salía agua por sus heridas. Podemos visualizar sus heridas en sus manos, sus pies, su cabeza e incluso su costado atravesado por una lanza… Pero, de verdad comprendemos que todas esas heridas fueron hechas en el mismo cuerpo vivo de Jesús?
Un pesado martillo golpeo los burdos y toscos clavos, atravesando sus muñecas y  atravesando los arcos de sus pies. Posteriormente, un guardia romano perforo su costado con una lanza. Pero antes de sufrir los clavos y la lanza,  Jesús había sido azotado y golpeado. La flagelación fue tan severa que le arrancó pedazos de carne de su cuerpo. 
Lo golpearon tan brutalmente que su rostro estaba desfigurado y su barba había sido arrancada de su rostro. La corona de espinas penetran profundamente en el cuero cabelludo. La mayoría de los hombres no habrían sobrevivido a esta tortura. “Él ya no tenía más sangre para derramar, sólo agua derramaba por sus heridas El cuerpo humano adulto contiene alrededor de 3,5 litros de sangre; Jesús derramó 3,5 litros de su sangre.
Tuvo tres clavos enormes atravesando sus brazos y sus pies, una corona de grandes espinas en su cabeza,  y además de todo esto, un soldado romano le clavó una lanza en su costado.
Todo esto sin mencionar la humillación que sufrió después de llevar su propia cruz por casi 2 kilómetros, mientras la multitud le escupía a la cara y le lanzaba piedras e insultos; la cruz pesaba cerca de 30 kilos, y era únicamente el madero donde clavarían sus brazos. Jesús tuvo que soportar esta terrible experiencia, para abrirnos las puertas del Cielo y las puertas de la vida eterna, para que podamos ser, — de forma gratuita, de la familia de Dios. (extraído de aprendiendojuntosdejesus)
¿ESO LO HIZO POR TÍ, TU QUE HAS HECHO POR EL?
Esa fue la más grande prueba de amor que alguien hizo por tí, la mayor demostración de cariño.

lunes, 30 de enero de 2017

¿Qué estás dispuesto a hacer por mi?

Había un precioso jardín que, nada más verlo, hacía soñar. Estaba allí, junto a la casa del Señor. La puerta, siempre abierta, era invitación silenciosa para todo aquel que deseara encontrar un momento de paz y de sosiego. El mismo Señor acudía todas las tardes a pasear por su jardín.
Siempre se fijaba en una preciosa caña de bambú allí plantada. Ella y sus compañeras ofrecían, en grupo, un espectáculo peculiar: daban sombra, eran la imagen de la fortaleza y de la grandiosidad de la creación. Ciertamente, entre todas las cañas hermanas, ella la hermosa caña, llamaba la atención por su esbeltez, altura y elegancia.
Toda la gente pensaba que era la preferida del Señor. Le encantaba verla así: más alta, robusta y bella que las demás plantas. Era la más fuerte y recia ante los vientos invernales, e imperturbable ante los calores del verano. Pronto se dio cuenta de que, ella, la más destacada caña de bambú, era “especial” para el Señor.
Un día se acercó el Señor al jardín y, como siempre, fue a contemplar el hermoso conjunto que formaban las cañas hermanas. Con mucho amor, serenidad y firmeza le dijo a la más esbelta:
– Mi querida caña de bambú, te necesito
Ella no entendía que el Señor se hubiera dignado a dirigirse personalmente a ella. Tampoco comprendía por qué el Señor le había concedido el privilegio de decirle: “Te necesito”. Veía claramente que el Señor le hablaba con un amor especial. Por ello no le costó nada responder:
– Estoy en tu jardín, Señor, soy toda tuya…, cuenta conmigo para lo que quieras.
El Señor escuchaba atentamente la respuesta disponible de la vigorosa caña de bambú. No esperaba otra cosa de su planta predilecta. Pero no quería precipitarse en su propuesta, no quería herirla, ni lastimarla. Deseaba proponerle su proyecto de amor, de tal manera, que ella lo pudiera aceptar con la misma ternura que él ponía en sus palabras. Lentamente, como si comunicara un misterio prosiguió:
– Es que, mi querida caña de bambú, para contar contigo tengo que arrancarte.
– ¿Arrancarme? ¿Hablas en serio? ¿Por qué me hiciste entonces la planta más bella de tu jardín? ¿Por qué me hiciste crecer junto a unas cañas hermanas?. Por favor, Señor, cualquier cosa menos esto .
El Señor, poniendo más ternura aún en sus palabras, con la serenidad que sólo viene del amor, no retiró la propuesta:
– Mi querida caña de bambú, si no te arranco no me servirás.
Quedaron un largo rato los dos en silencio. Parecía que no sabían qué decir. Hasta el viento detuvo su ímpetu respetando el misterio.  Lentamente…, muy lentamente…, la caña de bambú inclinó sus preciosas ramas y hojas, y dijo:
– Señor, si no puedes servirte de mí sin arrancarme, arráncame.
– Mi querida caña de bambú -añadió el Señor-, aún no te lo he dicho todo. Es necesario que te corte las hojas y las ramas.
– Señor, no me hagas eso. ¿Qué haré yo entonces en el jardín? Seré un ser ridículo.
Y otra vez le dijo el Señor:
– Si no te corto las hojas y las ramas no me servirás.
Temblando…, temblando…, la caña de bambú decidida y abandonada sólo pudo decir estas palabras:
– Pues…, córtamelas.
Continuó el Señor:
– Mi querida caña de bambú, todavía me queda algo que me cuesta mucho pedirte: tendré que partirte en dos y extraerte toda la savia. Sin eso no me servirás.
La caña de bambú ya no pudo articular palabra. Silenciosa y amorosamente abandonada, se echó en tierra, ofreciéndose totalmente a su Señor.
Así el Señor del jardín arrancó la caña de bambú, le cortó las hojas y las ramas, la partió en dos y le extrajo la savia.
Después la llevó junto a una fuente de agua fresca y cristalina, muy cercana a sus campos. Las plantas de aquellas tierras del Señor hacía tiempo se morían de sed, estando tan cerca del agua. Un pequeño roquedal impedía que el agua llegara a los campos. Con mucho cariño el Señor ató una punta de la caña de bambú a la fuente, y la otra la colocó en el campo.
El agua que manaba de la fuente comenzó, poco a poco, a desplazarse hacia las tierras cercanas, también propiedad del Señor, a través de la caña de bambú.
El campo comenzó a humedecerse y reverdecer. Cuando llegó la primavera el Señor sembró arroz. Fueron pasando los días hasta que la semilla creció, y llegó el tiempo de la cosecha.
Y fue tan abundante que, con ella el Señor pudo alimentar a su pueblo.
Cuando la caña de bambú era alta y esbelta, la más bella de sus hermanas, vivía y crecía sólo para sí misma…, hasta se autocomplacía en su elegancia y esbeltez.
Ahora, humilde y echada en el duro suelo del roquedal, se había convertido en prolongación de la fuente de vida que el Señor utilizaba para alimentar su casa y hacer fecundo su Reino.
¿Qué quieres que haga por ti?…
Y tú, ¿qué estás dispuesto a hacer por mí?
Por: Lázaro Hades

sábado, 28 de enero de 2017

Tus colores brillan y despiertan envidia

 Alguna vez le preguntaste a Dios, ¿porque será que a pesar de hacer las cosas bien y andar correctamente ante Él, hay gente que busca la manera de lastimarte, que inventan chismes sobre ti, y a veces ni siguiera te saludan? y tú nunca les hiciste anda malo, al contrario muchas veces dejaste pasar situaciones para no entrar en problemas... 
Si esto te pasó o te está pasando, quiero contarte de alguien que vivió una situación similar. Su nombre era José, mira lo que dice la Biblia acerca de él:
"Jacob amaba a José más que a sus otros hijos porque le había nacido en su vejez. Por eso, un día, Jacob mandó a hacer un regalo especial para José: una hermosa túnica.Pero sus hermanos lo odiaban porque su padre lo amaba más que a ellos. No dirigían ni una sola palabra amable hacia José". Génesis 37:3-4
Me imagino que habras leído muchas veces y otras tantas escuchaste hablar de este personaje, pero ¿sabés que significa la túnica de colores?
En  muchas partes de las escrituras se llama manto a cuando el Señor nos cubre, la tunica es un regalo de Papa, ese regalo puede ser: dones, talentos, aquello con lo que Dios nos ha hermoseado. Para despertar tal envidia de sus hermanos, tenia que significar algo especial. 
Por lo tanto, cada color es un talento, un don, algo hermoso que Papá puso en tí, una virtud, un carácter especial.
He aquí la respuesta a tu pregunta, son justamente esos colores que tú tienes, lo que despiertan la reacción de aquellas personas, muchas de las cuales ni te las ves venir, porque provienen de personas cercanas, en las que tu confiabas. Los hermanos de José no hablaban palabra de paz, de la abundancia del corazón habla la boca, había en sus bocas palabras de envidia, de desprecio. Pero sabes porque? 
PORQUE SER EL PREFERIDO Y EL AMADO DEL PADRE TIENE SU PRECIO, DEBES SER DE BENDICIÓN, DEBES BRILLAR, AÚN ENTRE TUS HERMANOS.
¿Recuerdas el precio que José pagó? fue vendido como esclavo por sus hermanos, pero a pesar de ello su fe nunca cambió, él siguió confiando en el Dios de su padre Jacob y haciendo lo bueno antes sus ojos; aún cuando las situaciones no fueran las mejores. Pero esa confianza que tuvo en el Padre, lo llevó a ser la mano derecha del rey: José pagó el precio. Te animo a poner tu vista en Dios, y a hacer lo que a ÉL le agrada, a cambio él te dará la victoria frente a aquellos que buscan tu mal.

NO HAY MEJOR CARIÑO QUE EL SABER QUE CUENTAS CON EL AMOR DE TU PADRE CELESTIAL.

viernes, 27 de enero de 2017

Yo decido mi destino


Me gustaría el dia de hoy compartir con vos esta reflexión que caló muy profundo en mi corazón, y es que a veces nos olvidamos que quién dirige nuestra vida es Papá Dios y no nosotros; y si intentas tomar el volante por tí mismo, es cuando empiezan los problemas.
Dios al volante
Todavía recuerdo lo segura de mi misma que me sentía. Realmente me sentía orgullosa de mi capacidad para conducir mi automóvil de la misma manera que conducía mi  propia vida.

Yo decidía mi destino y el camino que debía tomar para alcanzarlo.

Me encantaban esas horas solitarias por la carretera observando cómo el sol se ponía sobre el horizonte. Disfrutaba al sentir cómo se adherían las ruedas al asfalto. Era fascinante poder ir adonde se me antojara en cualquier momento.

Me sentía dueña de mi vida y capaz de disfrutarla plenamente, por eso siempre procuraba pasarlo lo mejor posible.

Claro que también había épocas difíciles, tramos de camino solitarios y oscuros en los que la noche parecía devorarme. En ocasiones tuve que pisar el lodo para localizar una avería o tapar una fuga de aceite, y otras veces tuve que cambiar un neumático bajo un sol abrasador o una lluvia torrencial.

Pasé por momentos de confusión y contrariedad en los que tuve que retroceder al darme cuenta de que había tomado un camino sin salida. 

Estar sola no siempre era coser y cantar, pero siempre me las arreglaba para no hacer caso de esos incidentes desafortunados y volver a salir en busca de aventuras. 

Hasta que un día te encontré en el camino. Hacías dedo y te subiste a mi auto. Te pregunté a dónde ibas, y respondiste: «A donde vayas tú».

Al poco rato entablamos una entrañable amistad. Siempre estabas presente para mirar el mapa e indicarme la ruta cuando me había perdido. No sé cómo, pero te conocías todos los caminos. También estabas presente en la oscuridad, en los largos viajes nocturnos, para darme la mano cuando tenía miedo y me sentía sola. No sé por qué, pero tu presencia siempre irradiaba luz en la oscuridad. 

Cuando después de que mi búsqueda de aventuras me hubiera llevado a caer en una zanja, intentaba volver al camino, ahí estabas tú animándome y empujándome. 

No me explico cómo, pero entendías mi desaliento y, aunque me habías advertido, nunca te oí decir: «Te lo dije». 

Cuando neciamente discutí contigo diciéndote que te alejaras de mi vida, tú me abrazaste y perdonaste. No me lo explico, pero seguiste amándome y creyendo en mí, a pesar de que yo me empeñaba en seguir conduciendo sin hacerte caso. Me acuerdo cuando te dije: «Al fin y al cabo es mi auto». Yo agradecía tus consejos e instrucciones, pero la decisión final siempre será mía. «Al fin y al cabo es mi vida», pensaba. 

Y así fueron pasando muchos y muchos kilómetros y yo todavía insistía en conducir y no hacía caso de tus ofrecimientos para que te dejara conducir a ti, y descansara, hasta el día en que destrocé el auto.

Humillada y quebrantada, con el automóvil de mis sueños destrozado, por fin te entregué las llaves. Con una sonrisa de alivio, empezaste a hacer las reparaciones. En poco tiempo continuamos el viaje; ahora eras tú el conductor y yo la pasajera. Renunciar a llevar el timón había sido mucho más difícil de lo que esperaba.

«¡Oye!», gritaba tratando de agarrar el volante. ¿Qué haces? ¡Yo creía que habíamos acordado ir en aquella dirección!» De inmediato, frenabas y con paciencia esperabas a que dejara de luchar por recuperar la dirección, y luego te volvías hacia mí y me decías con la ternura de un padre que explica algo a su hija: «Ten fe en mi, yo sé lo que hago». A regañadientes, cedía y me quedaba irritada hasta que doblábamos el siguiente recodo. De repente quedaba muy claro que sabías muy bien a dónde me llevabas, y empecé a respetarte por tu sagacidad y previsión.

Pero no tardaba en olvidar esa enseñanza y al poco tiempo lo intentaba de nuevo. Pasábamos ante un sitio que me parecía divertido y me quejaba: ¿Por qué no paraste? Tú sonreías con complicidad y decías: «Confía en mí. Más adelante te ofreceré algo mucho mejor». Y en efecto, siempre había algo mucho mejor, algo que jamás había pensado que fuera posible.

Al cabo de un tiempo me acostumbré a que condujeras tú. Aprendí a quedarme quieta y a morderme la lengua cuando tus caminos eran contrarios a los míos, y me obligaba a esperar con paciencia hasta que tras la próxima curva se revelara la sorpresa oculta tras tu misteriosa sonrisa. 

Curiosamente las equivocaciones de la carretera se volvieron cosa del pasado, al igual que mi búsqueda frenética de aventura, felicidad y emoción. Contigo al volante, siempre lo pasaba muy bien.

Eso no quiere decir que no hubiera momentos de desaliento, como cuando me llevabas por caminos desiertos y polvorientos y estábamos solos los dos durante kilómetros. Pero esos caminos solitarios también me mostraban los paisajes más impresionantes y majestuosos de toda mi vida. Fue recorriéndolos que descubrí los panoramas llenos de belleza oculta y misteriosa que me habías reservado. También hubo ocasiones en que elegiste caminos que conducían a lugares que siempre me inspiraron pavor: valles y cañones sombríos adonde no llegaba el sol. No sé si te dabas cuenta, pero interiormente me quejaba y me revelaba ante tu decisión, hasta que acababa diciendo: « ¿Por qué vamos por aquí?». ¡Como me molestaba que me respondieras con una pregunta y tú lo hacías constantemente!: ¿Alguna vez te he fallado?», me decías, tranquila, confía en mí. Y lo mejor es que cuando obligaba a mi alma a estar tranquila y confiar, encontraba fuerzas y un valor que ni sabía que tenía.
Desde el día en que tomaste el volante he subido a alturas inimaginables, he visto valles de belleza sin igual, he experimentado la emoción de la aventura, una felicidad increíble y un amor sin medida.
Tenías toda la razón del mundo. Jamás me arrepentiré de haber pasado la vida contigo al volante. Gracias Señor Jesús

Extraído de: Reflexiones para el Alma

jueves, 26 de enero de 2017

Una prueba para tí

Me gustaría hoy proponerte un reto, yo lo experimenté y cuando descubres los resultados, se llena de alegría el corazón.
Es que a veces nos sucede que pedimos algo a Dios y cuando lo que pedimos se cumple, hasta nos olvidamos que un día hicimos esa oración. Por ello me gustaría a animarte para que puedas comprobar la fidelidad de Dios y gozarte; generalmente vivimos situaciones en las que pensamos que Él ya no se preocupa por nosotros, y no recordamos las veces que le hemos pedido y obtuvimos una respuesta favorable a nuestra petición. 
Se que todos, grandes y chicos, tenemos anhelos, necesidades, por eso te invito a que tomes un cuaderno y una birome; escribas la fecha y  algunos de los siguientes versículos que mas te guste:
-..."He escuchado tu oración y he visto tus lágrimas... Ezequiel 20:5 (nvi)
Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza. Entonces ustedes me invocarán, y vendrán a suplicarme, y yo los escucharé. Jeremías 29: 11-12 (nvi)
En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Hebreos 11:6 (nvi)
Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Hebreos 11:1 (nvi)

A continuación, describe una de tus necesidades, elige solo una para comenzar. Y preséntala en oración.
Si esa petición se cumple y te acordás de aquello que escribiste, regresa a esa página, escribe la fecha del día que regresaste a leer y agradece a Dios por su fidelidad. Pero en caso de que te olvides y pase mucho tiempo, y en algún momento (buscando otra cosa, porque generalmente eso nos sucede) encuentres esa nota, te sentirás fortalecido al ver que aquello que tanto anhelabas, se cumplió. 
¿harás la prueba?
Por: M.N.

miércoles, 25 de enero de 2017

¿y que dirán si...?

Él escucho muchas veces hablar de esa persona, ansiaba verlo, por lo menos de lejos, quería conocerlo; y escuchó que esa persona pasaría por frente de su casa en la caravana de bienvenida que el pueblo le hacia, e inmediatamente pensó, ¡yo tengo que estar ahi!. Se puso sus mejores ropas pero inmediatamente se entristeció, recordó que había dos dificultades que tendría, la primera era que la gente no lo quería, él era un cobrador de impuestos y asi como se dice hablando por lo bajo, cobraba un poquito mas de lo que debía, todos conocían la razón de su fortuna y por lo tanto era un hombre odiado y despreciado ¡prácticamente podían lincharlo del lugar!; segundo, su estatura no lo ayudaría mucho, ese perdería en medio del tumulto. Pero decidió ir y ver a esa persona a como diera lugar y pasara lo que pasara, podría ser su única oportunidad. A él no le gustaba lo que hacia, y queria cambiar pero no se animaba, tal vez escuchar hablar a esa persona le daría el impulso para cambiar, tal vez la salvación llegaría a su hogar...
Salió de su casa, vió gente parada a ambos lados de la calle esperando ¡que alivio! todos están tan emocionados que no notaron su presencia, y puso en marcha su plan.. ¡si! se subiría a aquel árbol que estaba justo cruzando la calle, sicómoro lo llamaban; menos mal que había ramas bajas por las que él pudiera trepar y pudieran aguantarlo, porque siendo sinceros, su peso no lo ayudaba mucho. Pero allí estaba nuestro personaje, decidido a conocer a aquel del que tanto hablaban. 
Lo peor fue cuando la gente que estaba aguardando allí lo vio a él, al cobrador de impuestos, ¡subido en un árbol! y ni hablar de las burlas que recibió; pero las risas y el miedo de la altura que estaba comenzando a sentir, fue disipado por un bullicio mayor, ¡ya se acercaba! gritos, aplausos, vitoreos, ahí venia Jesús!!! y nuestro personaje tenia una vista perfecta del acontecimiento, había cumplido su propósito, lo habia visto...
Pero cuando Jesús pasaba justo por allí, levanto su rostro hacia ese árbol y lo vio a Zaqueo, allí vió el esfuerzo que habia hecho para verlo, y con esa voz inconfundible le dijo:
¨Zaqueo, baja en seguida. Tengo que quedarme hoy en tu casa" Lucas 19:5
La gente empezó a criticar y burlarse ¿en la casa de ese estafador, del engañador, allí irá Jesús?. Menos mal que Jesús nunca escucha a los demás, sino que el mira directamente a nuestro corazón; así como vió a Zaqueo, notó que tenia la necesidad de un cambio, y podía ayudarlo.
Emocionado de tenerlo en su casa, de no ser despreciado también por Jesus, Zaqueo prometió dar a los pobres la mitad de sus bienes, y devolver a quién defraudó cuatro veces mas. La salvación ha llegado a esta casa, dijo Jesús.
En esta historia podemos ver una persona decidida, no le importó que dijeran de él, lo único que quería era conocer al maestro, y logró mucho mas que eso. A veces solo se necesita vencer el miedo al que dirán, a los obstáculos y correr a los brazos de Jesús, él te está esperando con los brazos abiertos, para consolarte, para animarte y para ayudarte a llevar esa carga que se volvió tan pesada.
EL TE ESPERA... 

Por: M.N.

lunes, 23 de enero de 2017

¿Te convertirías en la segunda mujer?

Siempre me llamó la atención el relato de las dos hermanas que se esforzaban por ganarse el cariño y el amor de un solo hombre: Jacob. Génesis 29 cuenta la historia de Lea y Raquel dos hermanas enfrentadas por amor.

¿NO TE HE SERVIDO POR RAQUEL? ¿POR QUÉ, PUES, ME HAS ENGAÑADO? (Génesis 29:25b)

Si es verdad que la autoestima de una hija se forma por medio de la influencia de su padre, Lea fue desafortunada porque su padre Labán no la estimaba mucho. Después de haber hecho un trato con Jacob para que se casara con su hermana Raquel, Labán lo engañó y Jacob terminó quedándose con Lea. Si alguna vez has tenido problemas con la autoestima, puedes imaginarte cómo se sentía ella. Estaba preparándose para su boda sabiendo que era el “premio” que se le daba a una “perdedora”. Suponte que estás esperando toda la vida para casarte, sólo para descubrir que tus sueños nunca se realizarán porque tu marido quiere a otra mujer… Y lo que es peor, Jacob pasó la noche de bodas con Lea sin reconocerla hasta la mañana siguiente, por lo que él se quejó a Labán, diciendo: “¿No te he servido por Raquel? ¿Por qué, pues, me has engañado?” (Génesis 29:25b). Incluso después de descubrir que había estado acostado con Lea, Jacob seguía queriendo a su hermana. Lea intimaba con un hombre que no podía apreciar quién era ella realmente, un hombre que tomó lo que quiso sin siquiera mirarla a los ojos, y mucho menos a su alma… Si estás relacionado con alguien que realmente no te conoce y que no hace ningún esfuerzo para averiguar quién eres, podrás entenderla muy bien.
Pero las buenas noticias son que mientras Lea pasó muchos años estando desapercibida por Jacob, sí lo fue por Dios. ¡Y tú también lo estás! Puede que el enemigo te haya hecho querer que te echaron a un lado, que te dejaron en segundo plano y que te dejaron sola. Pero la verdad es que el Señor te ha dado ciertos talentos que -cuando se manifiesten- cambiarán tu vida. Así que, habla con Él y ¡déjale que te demuestre el tesoro que hay dentro de ti!

“LOS OJOS DE LEA ERAN DELICADOS, PERO RAQUEL ERA DE LINDO SEMBLANTE Y HERMOSO PARECER” (Génesis 29:17)


La primera vez que Jacob vio a Raquel, le quitó el aliento. Cuando un hombre está dispuesto a trabajar durante siete años para casarse con una mujer, es que ¡está realmente enamorado de ella! La Biblia dice que la hermana de Raquel, Lea, cuyo nombre significa ‘gacela’, tenía los ojos tiernos. Una traducción dice: “Los ojos de Lea eran delicados, pero Raquel era de lindo semblante y hermoso parecer” (Génesis 29:17). Ahora bien, mientras otros puedan juzgarte por tu apariencia, Dios nunca lo hará. Él sabía que el tesoro de Raquel estaba en su exterior, mientras que el de Lea estaba también en su interior.
Trata de captar esto: antes de que el mundo comenzara, el Señor te escogió a ti también para un propósito determinado. Aunque su marido Jacob no la diera tanta atención, Lea ya tenía un gran papel en el plan de Dios. La Biblia dice: “Vio el Señor que Lea era menospreciada, y le dio hijos; en cambio Raquel era estéril” (Génesis 29:31). ¡Dios bendijo a Lea tanto que sus hijos fundaron cuatro de las doce tribus de Israel! ¡No está mal para una “perdedora”! Antes de que Lea fuera la hija de Labán o la hermana de Raquel o la esposa de Jacob, ella estaba en el pensamiento del Señor, y ¡Él nunca tiene pensamientos malos! Antes de que el tiempo comenzara, su identidad fue determinada por Él, y la tuya también (lee Salmo 139:1-18). Escucha: “Yo te he conocido por tu nombre y has hallado también gracia a mis ojos” (Éxodo 33:12). Hoy Dios ha puesto algo dentro de ti que Él quiere sacar a la luz. La Biblia dice que todo lo que hace es “…bueno en gran manera…” (Génesis 1:31b), y ha llegado el momento para que empieces a verte a ti mismo/a así también. El Señor te conoce, y quiere cambiar tu autoimagen para que otros puedan apreciar tus talentos naturales y tus cualidades, que por cierto son únicos. ¿Estás listo para que Él lo haga?
Extraído de: devocionales cristianos

domingo, 22 de enero de 2017

La última esperanza

Tal vez algún maestro o profesor, un juez, un político, un empresario o un albañil, hombres despreciados por la sociedad, enfermos, cubiertos de llagas, personas tristes, desesperadas, con un sueño imposible de cumplir: ser sanos. Eran leprosos, eran 10.
Me imagino a algunos de ellos soñar con el dia de su casamiento, a otro soñar con aquel dia en que nació su primer hijo y la emoción que sintió al levantarlo en sus brazos, a otro recordar los chistes que compartían con sus compañeros de trabajo mientras descansaban en la sombra... todas situaciones que sabían que no volverían a vivir por causa de esa terrible enfermedad, serían como momias andantes, cubiertos de vendas para ocultar lo terrible de su enfermedad.

Pero vieron una luz de esperanza, se enteraron de alguien que podía devolverles eso que tanto soñaban, escucharon de un tal Jesús, que hacía que los ciegos volvieran a ver, los mudos hablar, los muertos resucitar; y decidieron ir por Él, pidieron misericordia. Y Jesús nunca cierra sus oídos cuando una persona necesitada busca su ayuda; pero les exigió un paso de obediencia, presentarse al sacerdote para que los declare limpio. Esto conlleva un acto de fe, pero los diez leprosos a pesar de seguir enfermos, se animaron unos a otros y fueron al sacerdote: y en el camino ¡fueron sanados!. Que alegría volver a su vida de antes, visitar y sorprender a sus familias, ver cuánto han crecido sus hijos; ¡¡¡que emoción saber que ya estaban sanos!!!. 
Pero me imagino a uno de ellos diciendo.. ¿no sería bueno regresar a Jesús para agradecer por este milagro? Él nos regresó las esperanzas de vivir, la posibilidad de ver crecer a nuestros hijos, nos permitió dejar de ser aquellas personas despreciadas por la sociedad, ¡¡vamos!!. Sin embargo, uno a uno fueron poniendo excusas: otro dia.. este milagro Él lo hace todos los dias, no significa nada para Jesús.. etc, Y SOLO UNO REGRESO PARA AGRADECER POR SU MILAGRO.
Esta historia se encuentra en Lucas 17: 11-19
¿Puedes imaginarte conmigo un momento?  Si hoy vienen a tu casa y te dicen que por x motivo tienes que dejar tu casa y abandonar el pueblo, y tienes prohibido acercarte a mas de 200 metros. Preparás tu bolso sin saber que vas a necesitar, pero con la seguridad que no vas a regresar nunca mas, porque ese motivo te lo impedirá. En un momento pasa ante tus ojos como una película, ya no comerás mas la comida sabrosa que tu señora prepara, mañana ya no irás al trabajo, ¡uff que alivio! pero inmediatamente te preguntas, y ¿quién proveerá para tu familia? mi esposa tendrá que ir a trabajar, pero.. ¿quién cuidará de mis hijos? y de esa película te despertas de un pelotazo que te lanzo tu pequeño para que se la vuelvas a pasar. Pero tienes que irte, y sin despedirte porque no te lo permiten. Sin embargo hay alguien que puede cambiar esa situación definitivamente, ¿no irías corriendo y llorando pedirías que te ayude?. Esa persona tiene misericordia de tu situación, sabe lo que te espera, y te ayuda a salir de allí. ¿VOLVERÍAS A ESA PERSONA PARA AGRADECER POR LO QUE HIZO POR TÍ?
¿No escuchaste por ahi esa frase que dice que muchas veces valoramos las cosas una vez que las perdemos?. Hoy te pudiste levantarte de tu cama, ver a tu esposa/o, ver a tus hijos y disfrutar con ellos, ¿no es motivo suficiente para ser agradecido a Dios?. Hoy puedes ver el sol, moverte a dónde desees, y sentirte vivo, agradece a Dios por sus cuidados, no esperes a los malos tiempos para acercarte a El. No seas como los 9 que no regresaron a ser agradecidos por el milagro recibido. ¡¡COMIENZA HOY, ES UN BUEN DIA!!

Por M. N.

sábado, 21 de enero de 2017

El preferido del Padre

Esta es la historia de dos hermanos, uno era un hombre de campo, excelente cazador, y el otro un hombre tranquilo, que prefería quedarse en casa; el primero predilecto de papá, porque le gustaba comer los guisos que su hijo preparaba con el resultado de la casa, y el segundo era el niño de mamá. Los dos nacieron en el mismo parto, pero el primero en salir fue el que recibió el privilegio de la primogenitura.

Sin embargo, la historia da un giro de 180°, si no es de 360°; Esaú vende a su hermano Jacob, los derechos de hijo mayor, por un plato de guiso. 
La primogenitura en esos tiempos significaba que el primer hijo heredaba el doble, el liderazgo de toda la clan, y recibía el privilegio de presentar ofrendas y sacrificios a Dios por toda la familia. A Jacob por "aprovecharse" de la situación y por otro suceso posterior, se lo tilda de tramposo; sin embargo a al que elige Dios para hacer su pueblo es a Jacob y su descendencia. 
¿Porqué Dios elegiría a una persona astuta y ambiciosa? En primer lugar porque Jacob supo valorar la importancia de la primogenitura, aquello que Dios le concedía solo al primer hijo; según el significado de aquel privilegio, además de ser el representante del apellido de su familia, también poseía el honor de presentar las ofrendas y sacrificios. Por lo tanto, más allá de haber obtenido ese privilegio a través del engaño, Jacob quería ser esa persona que se presente y represente a toda su familia ante Dios: valoró esa regalo. Además fue obediente a sus padres: "Esaú supo... que Jacob había partido hacia Padán Aram en obediencia a su padre y a su madre" (Génesis 28:6-7).
Mientras que Esau además de despreciar aquellos derechos, de no darle la importancia debida a ese regalo, llevó una vida lejos de los caminos de Dios, trayendo muchos problemas y tristezas para su madre.
Ahora dime tú, ¿cuál hijo eres? ¿Eres Esaú, que tienes un regalo hermoso que Dios te otorgó (familia, trabajo, ministerio), pero no lo estás considerando como privilegios y ni le das la importancia merecida; vives con un pie en las cosas de Dios, y otro pie en aquellas cosas que sabés que no son buenas? ¿O eres Jacob, que a pesar de haber tomado otros caminos distintos a los que Dios trazó para ti, hoy te arrepientes y decides valorar lo que Él puso en tus manos, decides obedecerlo y jugártelas al todo, sin miedo a las burlas y cargadas que recibas por ser diferente?.
Te toca a tí decidirlo y ser EL PREFERIDO DEL PADRE.
Por: M. N.

jueves, 19 de enero de 2017

Tu en lugar de Isaac ¿los perdonarías?

¿Te sorprenderías si una persona que hace un tiempo atrás te hirió, un día se te acerca y te dice: veo que Dios está contigo, puedo ser tu amigo?.
Esto le pasó a Isaac, fue a vivir en la tierra de los filisteos por causa del hambre en la tierra prometida; allí Dios le prometió que lo iba a ayudar. En ese lugar Isaac sembró y cosechó al ciento por uno, se enriqueció y llegó a ser un hombre muy poderoso; razón que despertó la envidia de los filisteos que comenzaron a atacarle cerrando los pozos de agua que Isaac había abierto. Posteriormente el mismo rey de aquel pueblo prácticamente lo hechó de sus tierras. Lo mas interesante del capítulo, es que en ningún momento lo vemos a Isaac haciendo frente a las actitudes de esas personas. Simplemente levantó su campamento y se fue a vivir al valle de Gerar.
Allí nuevamente encontró problemas, pozo que habría, pozo que los pastores de Gerar se adueñaban. Pero no se quedó de brazos cruzados ni se quejó con Dios, SIMPLEMENTE ABRIÓ OTRO POZO. 
Y Dios vió esa actitud, y aún lo animó diciendo: ...Yo soy el Dios de tu padre Abraham; no temas, porque yo estoy contigo. Y te bendeciré y multiplicaré tu descendencia, por amor de mi siervo Abraham (24). Y así fue, El lo ayudó y prosperó en todo.
26 Entonces Abimelec vino a él desde Gerar, con su consejero Ahuzat y con Ficol, jefe de su ejército. 27 Y les dijo Isaac: ¿Por qué habéis venido a mí, vosotros que me odiáis y me habéis echado de entre vosotros? 28 Y ellos respondieron: Vemos claramente que el SEÑOR ha estado contigo, así es que dijimos: "Haya ahora un juramento entre nosotros, entre tú y nosotros, y hagamos un pacto contigo, 29 de que no nos harás ningún mal, así como nosotros no te hemos tocado y sólo te hemos hecho bien, y te hemos despedido en paz.Tú eres ahora el bendito del SEÑOR."
Que impresionante no? aquellos que un día lo echaron de sus tierras y le hicieron los mil problemas, venían buscando establecer alianza con Isaac, ¿porque? Porque veían que Dios estaba con el. los versículos siguientes, cuentan que hicieron juramento mutuo.
Ahora vuelvo a preguntarte, ¿que harías tu en lugar de Isaac? si viene a ti una persona pidiendo ser amigo/a tuya, y lo primero que se te viene a la mente es lo que sufriste por su causa. Isaac nos da una gran lección de perdón, pero sobre todo de confianza en su Dios; y por aquellas actitudes que tuvo, Dios siempre estuvo con él, y eso se hizo notorio aún entre aquellos que lo envidiaban. 
Para reflexionar ¿no?

Por: M. N.

miércoles, 18 de enero de 2017

¿De dónde vendrá mi ayuda?

Salmos 121Nueva Versión Internacional (NVI)

121 A las montañas levanto mis ojos;
    ¿de dónde ha de venir mi ayuda?
Mi ayuda proviene del Señor,
    creador del cielo y de la tierra.
No permitirá que tu pie resbale;
    jamás duerme el que te cuida.
Jamás duerme ni se adormece
    el que cuida de Israel.
El Señor es quien te cuida,
    el Señor es tu sombra protectora.
De día el sol no te hará daño,
    ni la luna de noche.
El Señor te protegerá;
    de todo mal protegerá tu vida.
El Señor te cuidará en el hogar y en el camino,
    desde ahora y para siempre.

martes, 17 de enero de 2017

No entiendo lo que me sucede (La respuesta de Papá)

Hoy me gustaría compartirte una reflexión que ha marcado mi vida de una forma especial y la recuerdo siempre que no entiendo la razón de las sucesos, y es como una aliento del cielo para seguir adelante sabiendo que nuestro Papá Dios está haciendo algo maravillo con cada uno de nosotros.
Espero esta reflexión quede grabada en tu memoria y puedas recordarla en esos momentos que necesites fuerzas para continuar.

El Bordado de Dios

Cuando yo era pequeño, mi mamá solía coser mucho. Yo me sentaba a sus pies y la observaba mientras ella bordaba.
Al observar lo que hacía, desde una posición más baja, siempre le decía que lo que estaba haciendo me parecía muy raro y complicado. Ella me sonreía, me miraba y gentilmente me decía: "Hijo, ve afuera a jugar un rato y cuando haya terminado mi bordado te pondré sobre mi regazo y te dejaré verlo desde mi posición".
Yo no entendía por qué ella usaba algunos hilos de colores oscuros y por qué me parecían tan desordenados, pero unos minutos más tarde mi mamá me llamaba y me decía: "Hijo, ven y siéntate en mi regazo."
Al hacerlo, yo me sorprendía y emocionaba al ver la hermosa flor o el bello atardecer en el bordado. No podía creerlo; desde abajo no se veía nada, todo era confuso. Entonces mi madre me decía: "Lo ves, hijo mío, desde abajo todo lo veías confuso y desordenado y no te dabas cuenta de que arriba había un orden y un diseño?. Cuando lo miras desde mi posición, sabes lo que estoy haciendo."Muchas veces a lo largo de los años podemos mirar al cielo y mantener una conversación como esta con Dios.
Padre, ¿qué estás haciendo?, no entiendo nada. Querido hijo, estoy bordando tu vida. Pero se ve todo tan confuso y desordenado, los hilos parecen tan liados. Hijo, ocúpate de tu trabajo y no quieras hacer el mío. Un día te traeré al cielo y te pondré sobre mi regazo y verás el plan y el diseño desde mi posición. Entonces entenderás.
Muchas veces vemos que nuestras vidas son complicadas, atravesamos situaciones confusas, dolorosas e inciertas, pero no desesperes. No estás solo, eres valioso para Dios, y El no se ha olvidado de ti.
Si lo miras a El, en lugar de mirar sólo las dificultades, verás que siempre te ha acompañado. Siempre ha estado a tu lado y continuará haciéndolo todos los días.

Realmente son 365 nuevas oportunidades?

Ayer primero de Enero de 2018, tomé una calendario del 2018, para cambiarlo por el calendario 2017. En el medio del calendario hay una cuad...