Situaciones que muchas veces vivimos en nuestras vidas, nos llevan a creer que no podemos ser útiles para Dios porque no tenemos nada. Algo similar pasó con una viuda, la cual estaba a punto de perder a sus dos hijos por causa de las deudas que había contraído su esposo fallecido; ella desesperada se acercó al profeta Eliseo pidiéndole ayuda en esa situación tan triste, estaba a punto de perder la única familia que le quedaba, sus dos hijos.
“…—preguntó Eliseo—. Dime, ¿qué tienes en tu casa? —No tengo nada,…” (2 Reyes 4:2 NTV)
Como es común que al hacer nuestro inventario personal de capacidades, creamos que no tenemos nada que le pudiera servir a Dios. Esto es muy común, porque las habilidades y los talentos que siempre has tenido, te son tan familiares, que los menosprecias increíblemente. Por esto Dios te pregunta ¿Qué tienes en tu casa?, ¿Qué habilidades o dones tienes en tu cuerpo y mente?
Y al pensar en tu carácter persistente, en tu actitud optimista, en tu corazón tan lleno de fe, consideras que no es algo que Dios pudiera usar, por lo que le respondes como lo hizo la viuda: “— No tengo nada”.
Si el Señor te esta preguntando, no es porque El no lo sepa, te lo pregunta para hacerte pensar y enfocarte en tus dones únicos y especiales con lo que te doto desde que fuiste concebido, porque mediante esos dones y habilidades, Dios se manifestara milagrosamente en tu vida.
El aceite era unos de los elementos mas preciados en la antigüedad, pues servia para cocinar, para alumbrar, para curar heridas, así como también es el símbolo del Espíritu Santo. Y a pesar de esto, la viuda le responde a Eliseo:
“—No tengo nada, sólo un frasco de aceite de oliva —contestó ella.” (2 Reyes 4:2 NTV)
La parte que mas me llama la atención, es que a pesar del valor real que tenia el aceite en esa época, la mujer viuda lo califica prácticamente como NADA. Su profunda aflicción le empañaba su visión, NO podía ver más allá de su dolor; y es por esto que Eliseo le hizo esta pregunta tan enfáticamente.
Yo te pregunto esta tarde; ¿que es ese NADA, que le estas diciendo a Dios, que solamente tienes? ¿Cual es ese aceite en tu vida, que tienes arrumbado en una alacena de tu casa?… Piensa en ello.
Extraído de:https://aprendiendojuntosdejesus.wordpress.com/2012/07/04/la-vasija-de-aceite-la-pregunta-y-la-respuesta/
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