domingo, 5 de marzo de 2017

Un misterio en la biblia, un joven desnudo

Uno de los misterios más grandes que encontramos en el Nuevo Testamento, es el del joven que huyó desnudo la noche en que apresaron a Jesús. Ningún otro personaje bíblico ha recibido tantas interpretaciones a lo largo de los siglos como este espectador anónimo de la pasión. Los estudiosos se han esforzado tratando de averiguar quién era, qué hacía a esas horas de la noche en el huerto de Getsemaní, y porqué andaba desnudo y cubierto sólo con una sábana, que perdió al salir huyendo de la policía. En algunos casos la imaginación de los biblistas ha trabajado con tanto esmero, que han propuesto historias increíbles para explicar el enigma, relatado en apenas dos versículos.
La escena se encuentra únicamente en el Evangelio de Marcos (14,51-52), y debió de resultar tan desconcertante, que cuando Mateo y Lucas escribieron sus obras, a pesar de que se basaron en el libro de Marcos, ninguno quiso incluirla.
Según el relato, la noche en que detuvieron a Jesús, éste se encontraba orando con sus discípulos en una finca llamada Getsemaní, al pie del monte de los Olivos. De pronto apareció Judas acompañado por un grupo de hombres armados que venían de parte de las autoridades judías para apresarlo. Hubo algunas escaramuzas, forcejeos, empujones, y uno de sus discípulos hasta sacó una espada para defender al Maestro, pero al final se vieron desbordados y huyeron.
Lo que debemos soltar
La anécdota, aparentemente intrascendente, de un joven que logra escapar y salvar su vida dejando la sábana, está cargada de gran significado para Marcos. Se trata de una lección para los cristianos acorralados por la persecución y el maltrato en la ciudad de Roma, a donde él escribía.
Igual que Jesús la noche de su arresto, muchos cristianos en la capital del Imperio se hallaban expuestos a numerosos peligros. Vivían en constante inseguridad, debido a su fe y a la xenofobia que impregnaba el ambiente de muchos barrios romanos. Marcos, consciente de esa amenaza y del peligro del desaliento, quiso enseñarles que Dios nunca deja a los creyentes “apresados” por ninguna circunstancia. A veces uno se ve atrapado en medio de situaciones muy difíciles: la enfermedad, el desánimo, las angustias económicas, la incertidumbre ante el mañana, las pérdidas familiares tremendas. Y esas zarpas, como las manos de los guardias de Getsemaní, parecen inmovilizarlo y conducirlo irremediablemente hacia la muerte. Pero Marcos les dice que en esos momentos hay que aprender a divisar un joven, que no es otro que nosotros mismos, es-capando de esas trabas y salvando la vida. Sólo quien visualiza por adelantado su salida, quien la imagina con antelación, logra concretarla más tarde.
Para eso, a veces hace falta soltar la sábana a la que estamos sujetos. Y ésa es la parte más difícil. Cuando el creyente busca salir de un peligro, a veces Dios le muestra cuál es la sábana que debe soltar para salir adelante. Si se aferra a ella, quizás no se salve. Muchos han perdido su vida, sujetos a una sábana mortuoria. Todos tenemos ciertos lienzos que aparentemente nos cubren y dan cobijo, pero que en el fondo son la causa de nuestra muerte. Y tenemos que elegir: soltarlos o perder la vida. Y lo mejor es soltarlos.
Porque cualquier cosa podemos perder menos la vida, ya que es lo único que no tiene precio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Realmente son 365 nuevas oportunidades?

Ayer primero de Enero de 2018, tomé una calendario del 2018, para cambiarlo por el calendario 2017. En el medio del calendario hay una cuad...